Iglesia Evangélica Metodista de Martínez

Pastor: Marcelo Mondini

Creemos en Jesús como Señor y Salvador

(Fragmento de P. Andiñach, “Génesis” en el  A. Levoratti (ed.) Comentario bíblico latinoamericano, Tomo 1, Estella, Verbo Divino, 2005, pp. 395-396.) 

Ilustraciones:  1. Mosaico en el piso de la sinagoga Bet Alpha, Israel, del siglo VI. 2. Mural de Domenichinno, 1627. 3. Arte islámico, Persia, 1425. 

Génesis 22

El sacrificio de Isaac



22,1-19 Dios prueba a Abraham

Distinguimos dos partes en esta narración. Los vv. 1-13 cuentan la historia de Abraham yendo a sacrificar a Isaac. Luego los vv. 14-18 incluyen consideraciones y consecuencias de lo acontecido en la primera parte. 

1-13 Al comienzo se nos dice que lo que se narrará es una prueba de Dios a Abraham. Con esto se nos hace partícipes de que la intención de Dios no es sacrificar al hijo sino poner en evidencia la fidelidad del patriarca como testimonio para el lector. También Ismael había sido puesto al borde de la muerte por un acto de fidelidad de Abraham (21:11-14). La expectativa entonces consiste en hasta donde permitirá Dios que continúen los acontecimientos para que el dramatismo de la escena haga resaltar la fidelidad del patriarca.

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De todos modos no puede mitigarse el hecho absurdo de que Dios pida que Abraham mate a su hijo luego de habérselo concedido en circunstancias tan particulares. Se ha intentado explicar esto recurriendo a la posible práctica del sacrificio de niños primogénitos que se practicaba en los pueblos circundantes y probablemente también en Israel. La prohibición establecida en Lv 18,21; 20,2-5; Dt 12,31 confirma que esto sucedía en Israel por imitación de otras religiones, lo que se dice explícitamente en 2 Rey 16,3. Otra explicación ha sido que el fin de este relato es plasmar definitivamente la idea de que Dios rechaza el sacrificio de niños al reemplazarlo por un becerro, actitud también presente en prácticas de la ciudad de Cartago donde el rito explícitamente presentaba un cordero en lugar de un niño. Sin embargo el texto parece lejos de presentarse como que lo que está en juego es un rito habitual o que Dios se goza de este sacrificio. Si se presta atención al mismo relato se nota que el fin es mostrar la fidelidad de Abraham justamente pidiéndole algo que no era socialmente aceptado y que contravenía la sensibilidad suya y de quienes lo rodeaban.  Esto se comprueba en el hecho de que los siervos que lo acompañan nada saben de lo que va a hacer. Además la narración muestra a Abraham protegiendo al niño al colocar sobre él la leña y quedándose él con el fuego y cuchillo, artefactos peligrosos para que manipule un menor. 

Es de notar que el v. 2 coloca tres palabras cariñosas para calificar a Isaac y para profundizar el compromiso de Abraham: “...tu hijo, tu único, al que amas...” En los vv. 7-8 se remarca la relación de amor entre ambos al mencionar dos veces las palabras “padre” e “hijo”. Y se podría decir que el mismo Abraham esperaba una intervención de Dios que frenara esta acción cuando dice a sus criados en el v. 5: “yo y el muchacho volveremos a vosotros”. Lo mismo sucede en el v. 8 cuando ante la pregunta de Isaac el padre responde que “Dios proveerá el cordero”. Pero esta tensión entre la confianza y la incredulidad está presente en todas las narraciones sobre Abraham, de modo que no debemos desconocer la presión que se ejerce sobre él. En Gn 12,1 se le había solicitado que abandonara su pasado en pos de un futuro prometido y grande. Ahora en su ancianidad pedirle la muerte de su único hijo es pedirle que desista de tener un futuro.

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Los vv. 7-10 son dramáticos. Podemos imaginar cuantos sacrificios reales se sucedieron de ese modo. El niño que sin saberlo es llevado a morir preguntando a su padre por el cordero. No debemos pensar que por ser una costumbre socialmente aceptada en otras culturas estaba exento de dolor de parte del padre –y de la madre, ausente en el relato-. La crueldad ejercida sobre un niño indefenso era vivida como tal y no se mitigaba por discursos religiosos justificatorios. Probablemente había presión de los sectores sacerdotales para que estos sacrificios se efectuaran y castigo si se trataba de eludirlos. Obligarlos a estas prácticas era sin duda una forma de ejercer poder sobre los súbditos en el corazón mismo de sus sentimientos y familia. Que al llegar el v. 12 el ángel de Dios pida detener el sacrificio es un acto de humanidad hacia el niño y hacia su familia. La prueba es tremenda y absoluta. En el clímax de la narración el niño será rescatado y la fidelidad de Abraham probada.


14-19. Luego de la resolución se hacen varios comentarios. Abraham da un nombre al lugar. Esto es problemático porque en el v. 2 se le envía al “país de Moriah”, un lugar desconocido que solo se volverá a mencionar en 2 Cr 3,1 como lugar de asentamiento del templo, denominación que sobrevive hasta hoy. A esta ambigüedad se suma que el nombre dado aquí tampoco es claro. Literalmente significa “Yahvé ve” o “se deja ver”. Pero no se ha conservado ningún santuario con ese nombre ni se lo vuelve a mencionar en las narraciones siguientes. Uno esperaría que dado lo trascendente de los ocurrido merecería ser recordado con mayor precisión, pero el texto parece desentenderse del lugar a pesar de estar tan marcado geográficamente. 

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Arte islámico. En el Islam el sacrificio es de Ismael en lugar de Isaac.

Los vv. 15-19 repiten las promesa de una larga descendencia en este caso como consecuencia de la persistente fidelidad. Luego regresan a Beersheva. Es notable que para los siervos que había dejado esperando antes de ir al lugar del sacrificio no ha sucedido nada extraño. No tienen de que asombrarse, y tan solo siguen ahora a su señor hacia una nueva localidad de la que se dice que habitó en ella.

Ha concluido el episodio. La prueba de la fe de Abraham has sido sorteada y su fidelidad no es puesta en tela de juicio.