Iglesia Evangélica Metodista de Martínez

Pastor: Marcelo Mondini

Creemos en Jesús como Señor y Salvador

 (Fragmento de P. Andiñach, “Génesis” en el  A. Levoratti (ed.) Comentario bíblico latinoamericano, Tomo 1, Estella, Verbo Divino, 2005, pp. 205-207.) 

Génesis 25 y 27

Esaú vende su primogenitura


25,27-34. Esaú menosprecia la primogenitura

Esta breve historia abre y da justificación a la apropiación de la bendición por parte de Jacob en el cap. 27. Si Esaú no tuvo en estima el privilegio de ser el primero la mentira posterior será comprendida como una acción para colocar las cosas en su justo lugar. De todos modos es también el comienzo del cumplimiento de lo anunciado por Dios a Rebeca respecto a que el mayor serviría al menor.

En este texto no estamos ante un conflicto entre la cultura nómade y la sedentaria. Ambos personajes son miembros de la misma familia y tan solo expresan inclinaciones personales. Mientras Esaú gusta de la caza y su padre se alegra en ello por ser a la vez su heredero, Jacob prefiere la vida de la tienda y gana la preferencia de su madre –que lo tiene más cerca y sabe del destino superior de Jacob. Sucede que al venir Esaú del campo pide a su hermano de la comida que había preparado. Eso “rojo” es la expresión que utiliza, de donde se derivará por cercanía fonética su vinculación a Edom (36,1.43), la región al sur de Canaán cuya tierra es rojiza.

Jacob ofrece comida a Esaú a cambio de la primogenitura

Jacob ofrece comida a Esaú a cambio de la primogenitura

Jacob aprovecha la debilidad de su hermano y pide a cambio de la comida la primogenitura. La reacción de Esaú es exagerada (“yo me voy a morir, para qué me sirve”) quizá motivada por la necesidad de satisfacer su hambre. Dado que la historia se cuenta desde Jacob y su éxito final, en todo momento se da a entender que Esaú no es consciente de lo que hace, que se mueve por impulsos superficiales. Las sagacidad de Jacob al pedir un juramento asegura que no habrá posibilidad de retorno pues este acto comprometía de por vida. Otra vez precipitadamente Esaú accede a jurar y vender sus derechos. A continuación cuatro verbos aplicados a Esaú en una línea “comió... bebió... se levantó... se fue...” insisten en mostrar su sequedad y falta de conciencia sobre lo que había hecho. Entregó un lugar prominente en la historia despreciando lo que había recibido por nacimiento tan solo a cambio de saciar el hambre de un día.

Jacob da comida a Esaú y este la acepta.

Jacob da comida a Esaú y este la acepta.

27,1-46. Jacob arrebata la bendición a su hermano

Esta narración está construía en base a dos tradiciones pero con una sutileza tal que se la puede tratar como una unidad. Cada personaje juega un papel irremplazable, siendo Rebeca la que sale ganando al lograr que su hijo preferido reciba la bendición paterna. Su accionar es en cierto sentido oculto pues es el personaje que está detrás de cada escena: escucha el diálogo de Isaac con Esaú (v. 5); urde y lleva a cabo el engaño (v. 16-17); no es vinculada al engaño cuando lo descubren Isaac y Esaú (30-40); y finalmente planea el envío de Jacob con Labán para preservar su vida (43-45) y lo justifica y convence a Isaac de que así lo haga (46). Como había sucedido con Agar la egipcia, ahora es Rebeca la protagonista que conduce el hilo de la narración y encuentra la manera de imponer sus deseos por sobre la voluntad de los varones. Pero así como hubo luces y sombras en aquella otra historia, en este caso la mentira tendrá su precio. Jacob que en su intención debería ir con Labán por unos días (v. 44) terminará morando en Padam-aram por veinte años: Rebeca nunca volvió a ver a su hijo amado. 


Son cinco escenas diferenciadas por las parejas de protagonistas en las primeras cuatro y por el rol de Rebeca en la última: 


    1. Isaac y Esaú

    1. Rebeca y Jacob

    1. Isaac y Jacob

    1. Isaac y Esaú

    1. Rebeca cierra la historia 

Rebeca y Jacob conversando. Jacob quiere bendecir a Esaú, su hijo preferido.

Rebeca y Jacob conversando. Jacob quiere bendecir a Esaú, su hijo preferido.


1-5. Isaac se siente morir y desea bendecir a su hijo mayor, desconociendo que había vendido su primogenitura. Esaú era su preferido y estaba dispuesto a perdonarle aquella ofensa. Que Rebeca se haya enterado de lo que iba a acontecer parece ser una infidencia: el diálogo entre padre e hijo se hizo en secreto justamente porque supone el conflicto en el matrimonio por la preferencia de los hijos y porque la primogenitura vendida creaba ambigüedad sobre a quien correspondía recibir la bendición paterna.

(continuará la semana próxima)