Génesis 35:1-20
Jacob en Betel y muerte de Raquel
35,1-29. Jacob va a Betel.
Este capítulo cierra la historia de Isaac que había comenzado en 25,19 y que narra los avatares de sus hijos Esaú y Jacob. Llegado al fin de la historia el autor agrupa antes de relatar su muerte una serie de episodios que le suceden a Jacob, los que nos han llegado en forma fragmentaria, así como establece la lista completa de sus hijos.
1-15. La partida de Siquem es por orden de Dios y se presenta como la necesidad de volver a pasar por Betel el lugar donde este se le había aparecido cuando huía. Pero antes de partir Jacob pide que dejen allí los Dioses y cambien sus ropas. Esta mención es curiosa por lo escueta, pero deja entrever que ya había presencia de ídolos y adoración de Dioses ajenos en el seno del pueblo. Recordamos que Raquel había traído los ídolos de su padre Labán. El hecho de que Jacob no se escandalice sino que lo tome como algo natural supone un estadio de la fe en Jehová todavía en formación. Llama la atención que no pueden tomar por esposas a las cananeas pero pueden tener sus ídolos. El abandono de ellos y la purificación del cambio de ropas marca una línea que se irá confirmando con el paso del tiempo.
La muerte de Débora, la nodriza de Rebeca, es otra de las cosas que no deben quedar sin cerrar. Rebeca había dejado la casa de su padre con ella (24,59) y ahora muere y es sepultada en Betel. Nada más sabemos de esta mujer que debió ser muy importante para la familia y de la cual debe haber habido una historia mayor hoy perdida. Solo esta mención y el nombre de un lugar nos quedaron de ella. La Encina del Llanto (v. 8) la recuerda.
Se repite el cambio de nombre de Jacob a Israel, lo que refuerza lo ya hecho en 32,28. En este caso lo hace sin explicaciones, quizás porque en la fragmentación se han perdido esos párrafos. Pero lo que interesa ahora es que el cambio de nombre se asocia a la promesa de fortaleza, la fecundidad y la posesión de la tierra. Esto provoca que se refuerce Betel como lugar de adoración y se erija en él una estela para hacer libaciones en ella y evocar que allí Dios habló con Jacob.
Muerte de Raquel
16-21. Esta triste historia de la muerte de Raquel destaca la dureza de la vida nómade y la situación de fragilidad de la mujer durante los partos. La partera la alienta diciéndole que su deseo de tener otro hijo se está cumpliendo, pero a poco de dar el nombre al niño (Benoní, que significa hijo del dolor) muere y es sepultada allí mismo, en el camino a Efrata. En base a la información del v. 19 la tradición luego marcó como lugar de la muerte y sepultura un lugar cerca de Belén, donde hasta hoy se la recuerda.
En este parto nace entonces el duodécimo hijo de Jacob, y este le cambia el nombre que le había puesto su madre y lo llama Benjamín. Este nombre significa hijo de la derecha, o del sur (el punto cardinal que queda a la derecha mirando hacia el saliente), o de la felicidad por la vinculación del la derecha con la buena suerte y la prosperidad. Benjamín será el último hijo de Jacob.