Iglesia Evangélica Metodista de Martínez

Pastor: Marcelo Mondini

Creemos en Jesús como Señor y Salvador

 (Fragmento de P. Andiñach, “Génesis” en el A. Levoratti (ed.) Comentario bíblico latinoamericano, Tomo 1, Estella, Verbo Divino, 2005, pp. 388-389.) 

Génesis 16 

16,1-15. Agar y su hijo Ismael 

Luego de la promesa del cap. 15 la narración continúa profundizando en el tema de la descendencia. El v. 1 presenta los personajes como si no fueran conocidos: Sarai “mujer de Abraham”, y una esclava egipcia Agar. Estos tres personajes serán los protagonistas del capítulo, pero las dos mujeres se llevan la mejor parte. Y de ellas Agar es la que Dios rescata a pesar de su rebeldía ante Sara haciéndole una promesa de descendencia propia y exaltándola en forma sorprendente si consideramos que es extranjera y esclava. Respecto a Ismael mismo, en este capítulo (v. 12) se establece su nacimiento mestizo, su rechazo de parte de su familia y su destino de hombre del desierto, fuerte y guerrero, adelantando lo que será dicho en forma definitiva en 21,20-21. 

La práctica de que un esposa estéril ofreciera al marido una esclava para que le diera descendencia no está presente en la legislación bíblica pero sí en la mesopotámica. El Artículo 146 del Código de Hammurabi promulgado por ese monarca en el siglo XVIII a.C. establecía esta modalidad y agregaba que si la esclava embarazada despreciaba a su señora ésta podía volverla al lugar de esclava –pues ahora era concubina- aunque no podía venderla. El niño nacido en todos los casos pertenecía a la esposa principal. También un texto hurrita de la época (c. 1200 a.C.) encontrado en Nuzi va en la misma dirección, pero estableciendo la obligatoriedad de la esposa estéril de proveer una esclava al marido, la que también dejaba esa categoría para ascender a concubina del marido. Es evidente entonces que aunque no plasmó en las leyes israelitas, de todos modos fue una práctica aceptada en el antiguo Israel. Esto queda atestiguado en pasajes como Gn 30,3.9 o Prov 30,21-23. En el primer caso Raquel ofrece a su esclava para que de a luz “sobre sus rodillas” una expresión para indicar que el hijo será recibido como de Raquel. Proverbios nos advierte sobre el hecho de esclavas que al igual que Agar pretendían superar a su señora al transformarse en herederas de una estéril. Así lo que Sara propone a Abraham no está fuera de las leyes en uso y de hecho no extrañan a Abraham sino que lo asume naturalmente. 

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Los vv. 4-6 cuentan que habiendo concebido Agar desprecia a Sara. Esta actitud es comprensible desde el momento que la fertilidad era una divisoria de aguas respecto a la condición de mujer. La plenitud implicaba la tenencia de hijos propios, mientras que la esterilidad suponía una situación defectuosa –quizá conocida solo por Dios- por la cual este no concedía hijos a esa mujer. En consecuencia Agar se siente superior a su dueña y se lo hace notar. El reclamo de Sara no se dirige a Agar sino que va hacia Abraham. Él es el responsable de lo que suceda en la casa y de mantener las relaciones armónicas dentro de ella. Esta situación queda reforzada cuando Sara invoca el juicio de Yahvé entre ella y Abraham (v. 5), como si Agar no tuviera que ver con el problema. 

Abraham tiene en este capítulo un papel menor, casi subordinado. Su respuesta a Sara muestra debilidad para resolver el problema. ¿Habría Abraham alimentado la actitud de Agar al ver que esta otra mujer le daba el hijo que con Sara se le negaba? Su actitud parece poco solidaria con Sara, con su tristeza por la infertilidad a que estaba condenada desde joven. De hecho no se anima da tomar una decisión propia y devuelve a Sara la responsabilidad de hacer algo frente a esta situación. Sara actúa inteligentemente al no echarla de la casa –pues llevaba un hijo de su marido en su vientre- pero haciéndole imposible la convivencia. La estrategia surtió efecto: Agar abandonó la casa. 

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Sara mira con desprecio a Agar, porque antes ella la había despreciado

Agar huye al desierto (v. 7-12) 

La narración continúa con la huida al desierto y el encuentro con “un ángel de Yahvé”. En los textos esta expresión se aplica a Yahvé mismo pues no le preocupa dar una imagen humanizada de Dios. Sólo en tiempos posteriores se entendió “ángel” como un emisario y por lo tanto un ser distinto de Dios. De modo que Yahvé la encuentra junto a un pozo de agua en la región de Shur, un paraje bastante lejano ya en los límites con Egipto que está atestiguado en Gn 20,1; 25,18 y 1Sam15,7 siempre como un lugar extremo. Podemos inferir que Agar estaba intentando regresar a su tierra natal donde encontraría la comprensión y el cariño que Sara y Abraham le habían negado. 

Dios la insta a regresar y a someterse a Sara. En el contexto de la narración esto parece más una estrategia para preservar su vida y su destino que una invitación a ser sumisa por una razón de principio legal. Es notable que si al avanzar en la narración nos enteraremos que Ismael no será el hijo de la promesa, igualmente Dios se preocupe en preservarlo junto a Abraham. Hay aquí un mensaje profundo que no podemos obviar: que Dios está rescatando y prometiendo una larga descendencia a aquella mujer esclava que la casa de Abraham había despreciado y expulsado. La hace regresar tan solo para dar continuidad a la historia de Abraham y para luego mostrar que la artimaña de buscar descendencia por otra mujer no había dado resultado. Es más, es comprendido como una falta de fe de Abraham y Sara en la promesa de que de ellos dos saldría un pueblo numeroso. 

En el v. 11 Dios le pone nombre al niño y se lo da a conocer a Agar. Su nombre significa “Dios escucha” y obviamente refiere no a la espera de Abraham sino al clamor de Agar por la humillación a que había sido sometida. Ahora el texto olvida el desprecio de Agar a Sara –o lo justifica por alguna razón- y se centra en que Ismael será hijo de Agar y no de su señora a pesar la legislación existente. Esta afirmación de Agar está presente en que será ella quien de el nombre al hijo, en la descendencia anunciada (v. 10) y en que el destino de Ismael será independiente del de la casa que la rechaza. Será hijo de ella y no de Abraham y Sara el que tendrá un futuro distinguido por su bravura entre los pueblos (v. 12). 

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Los nombres y regreso a casa (v. 13-16) 

Las etimologías de los nombres en los vv. 13-14 son confusas aunque llevan sentido. Agar llama a Dios “El Dios que me ve” en alusión a que Yahvé vio en ella a una persona humillada y se acercó a ella. Contrasta con la actitud de sus dueños que la expulsaron y es un juicio contra ellos. El nombre del pozo (“pozo del ser viviente que me ve”) va en la misma línea y será mencionado nuevamente en 24,62. 

Los vv. 15-16 cierran la narración corrigiendo algunas cosas a favor de Abraham. Aunque no se narró que Agar regresara del desierto el texto lo supone y omite toda mención del conflicto y la promesa a la esclava. El hijo nacido pertenece a Abraham y es él quien le pone el nombre Ismael, seguramente porque Agar le contó las palabras del ángel. Parece que nada a pasado y el lector deberá esperar para saber que Ismael no es el hijo de la promesa.